Washington.- Un hombre condenado a muerte por asesinato fue ejecutado el jueves con inyección letal en Estados Unidos por un crimen federal, a pesar de las afirmaciones de sus abogados de que sufría demencia a la hora de enfrentar la pena capital.
Un periodista del Indianapolis Star que presenció la ejecución dijo que Purkey parecía lúcido y consciente de su entorno después de estar atado a una camilla.
Lamento profundamente el dolor y el sufrimiento que le he causado a la familia de Jennifer, dijo el condenado en sus últimas palabras en las que consideró que su muerte no sirve para nada.
Purkey fue el segundo condenado federal que Estados Unidos ejecuta esta semana, tras la muerte de Daniel Lee el martes, después que el presidente Donald Trump ordenó la reanudación de las ejecuciones federales tras una pausa de 17 años. Otras dos ejecuciones están previstas el viernes y el 28 de agosto.
Purkey fue declarado culpable en 2003 de haber violado y asesinado a una joven de 16 años, antes de desmembrarla y quemar su cuerpo. Después tiró las cenizas a una fosa séptica.
Su ejecución había sido postergada varias veces gracias a los recursos de sus abogados, que alegaron que el ejecutado Alzheimer y esquizofrenia.
Rebecca Woodman, una de las abogadas de Purkey, alegó que Purkey sufria “graves daños cerebrales y enfermedades mentales”.
Aunque hace tiempo que aceptó la responsabilidad de su crimen, ya no tiene una comprensión racional, para enfrentar la ejecución, agregó la abogada previo a su muerte.
Pero este jueves, la Corte Suprema dio el visto bueno para concretar la ejecución.
El fiscal general Bill Barr anunció el año pasado el fin de la moratoria de las ejecuciones federales, en vigor desde 2003, haciéndose eco de la voluntad de Donald Trump.
Nuevas ejecuciones previstas
En Estados Unidos, la mayoría de los delitos se juzgan a nivel estatal, pero la justicia federal puede ocuparse de los crímenes más graves (ataques terroristas, crímenes racistas) o cometidos en bases militares.
Daniel Lewis Lee, de 47 años, un exsupremacista blanco condenado por los asesinatos de 1996 de una familia de tres personas, fue ejecutado por inyección letal el martes en la misma prisión.
Otro preso federal, Dustin Lee Honken, 52, será ejecutado el viernes por cinco asesinatos, incluyendo los de dos niñas de 10 y 6 años.
La pena de muerte fue reinstaurada a nivel federal en 1988 pero sólo se había ejecutado tres veces antes de la ejecución de Lee, la última en 2003.
Más de 1.000 líderes religiosos de Estados Unidos pidieron a Trump la semana pasada a abandonar los planes de reanudar las ejecuciones federales.
Pero el presidente de Estados Unidos, que se enfrenta a una dura batalla de reelección en noviembre, ha pedido que se intensifique la pena capital, especialmente para los traficantes de drogas y los asesinos de policías.
Sólo un puñado de estados de Estados Unidos, principalmente en el sur conservador, se siguen llevando a cabo las ejecuciones.
Pese a que el apoyo a la pena de muerte se ha erosionado entre los estadounidenses, según las encuestas, sigue siendo fuerte entre los votantes republicanos, 77% de los cuales está a favor de ese castigo para los asesinos.
En 2019, 22 personas fueron ejecutadas. Una de las ejecuciones federales más recordada es la de Timothy McVeigh, ejecutado con la inyección letal en 2001 por el ataque perpetrado contra un edificio federal en Oklahoma en 1995 que mató a 168 personas.