Política ficción
Por Francisco Ruiz
El cine de oro mexicano fue un periodo que protagonizaron artistas como Pedro Infante, María Félix, Dolores del Río, Jorge Negrete, Sara García, Emilio “El indio” Fernández, Mario Moreno “Cantinflas”, entre muchos otros. Durante dicha época, Germán Valdés “Tin Tan” se hizo acompañar de “El carnal Marcelo”, un personaje interpretado por su homónimo, Marcelo Chávez, un actor veracruzano que amenizaba con su guitarra junto al Pachuco de oro, consagrándose como una pareja entrañable.
Muchos años después, y sin más causal que la coincidencia, al imitar a Andrés Manuel López Obrador en el programa “El privilegio de mandar”, el tocayo de Tin Tan, Germán Ortega, con un estilo jocoso y pizpireto entonaba aquella canción escrita expresamente para dicho programa: “Marcelo es mi carnal, y es de mi equipo. Marcelo es mi carnal, y es popular… Existe un complot contra Marcelo, existe un complot porque él es mi carnal” (2006).
Una nueva versión de dicha parodia transmitida en 2018 modificó levemente la letra, conservando la música, la comedia y el sentido original: la cercanía política entre ambos personajes. “Y aunque algunos no estén muy de acuerdo”, se escucha cantar al imitador de Ebrard, mientras quien personifica a AMLO responde: “aquí solo se hace mi santa voluntad”. “¡A este no lo tiene ni Obama!”, sentencia al final el falso Andrés Manuel. Irónicamente, en esta segunda versión aparece una imitadora de quien hoy es jefa de Gobierno de la capital, no muy contenta.
El peor momento del cine mexicano fue el conocido como el de “las ficheras”, y ocurrió en las décadas de 1970 y 1980. Un personaje icónico que marcó la carrera artística de la recientemente fallecida Carmen Salinas fue, precisamente, “La corcholata”. El personaje se escribió para la película “Bellas de noche” (1975), y se le identificaba por su gusto por las bebidas embriagantes.
¡Vaya personajes! ¡Dignos de un mundo surrealista! Sin embargo, es imposible negar que, tanto “El carnal Marcelo” como “La corcholata”, han pasado del imaginario particular a la cultura popular. ¿Será que la ficción se inspira en la realidad? ¿O la realidad supera a la ficción?
Por otro lado, las corcholatas también se conocen como tapón corona (por su aspecto físico), y se utilizan para sellar la boquilla de una botella. Lo mismo en bebidas dulcificadas, como en las alcohólicas. En ambos casos sirven para tapar algo. Tal vez ese sea el origen del motecito que ha impuesto López Obrador a los aspirantes presidenciales: sellar bocas y tapar aquello que, por el bien de él, no debe destaparse.
Esta semana, un periódico de circulación nacional ilustró su portada con el resultado de una serie de encuestas con rumbo a la elección presidencial en 2024. En ellas, vemos cómo la estrategia adoptada por el aún secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, fue tan efectiva que lo posicionó por encima de quien se decía era la preferida del presidente.
Y es que hace unos días, el periodista Carlos Loret de Mola señalaba que el principal obstáculo de Ebrard era precisamente su efectividad. “Bombero, sí. Marioneta, no”, sentenció el comunicador yucateco. Es muy cierto, pero también es cierto que quien tendrá la última palabra será el elector. Por lo que, todo parece indicar que el destino le sonríe al exjefe de Gobierno de la CDMX y que AMLO, fiel a sus hábitos seudoporfiristas, comienza a inclinarse por un sucesor y no una sucesora. Al tiempo.
Post scriptum: “¡Complot! Política ficción”, Carlos Salinas de Gortari.
* El autor es doctor en Derecho Electoral y asociado del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).
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