El mejor sustituto
Durante 160 años hemos estado extrayendo el petróleo, ese oro negro que nos regaló la naturaleza, nuestra casa, La Tierra. Fundamentalmente lo hemos utilizado como fuente de energía. Lo hemos refinado y en ese proceso obtenemos compuestos ligeros (gases), los intermedios (gasolinas) y los pesados, aceites, combustóleo, diésel y coque. Pero sin temor a equivocarme puedo afirmar que la industria petroquímica ha sido la aportación más importante del petróleo en los últimos 100 años.
A partir de esta industria podemos producir plásticos, fibras y cauchos sintéticos, solventes, detergentes, herbicidas, insecticidas, pinturas y adhesivos. Pero los que han sido más importantes en nuestra vida, mejorándola, haciéndola más segura, más higiénica y más barata, son precisamente los plásticos. Tenemos muchos tipos de plásticos. Todos ellos vinieron a sustituir a la madera, al cartón, al vidrio, al acero, al cuero, a la cerámica, al aluminio, al barro y al mimbre. Por lo que podemos afirmar con toda certeza que es el mejor sustituto.
Estamos viviendo precisamente la era de los plásticos. La pandemia que hoy vivimos por este coronavirus nos ha permitido valorar las cualidades de esta satanizada bolsa de plástico que fue prohibida por muchos gobiernos locales, sin un análisis serio, sin ningún argumento técnico, sin ninguna justificación económica ni ambiental.
El análisis de ciclo de vida (ACV) nos permite evaluar los impactos ambientales desde su fabricación, la vida útil, los costos ambientales de reciclaje y el destino final de todos los materiales.
El mejor material es el que consume menos recursos naturales, menos agua, consume menos energía, genera menos emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta, el más ligero y con menor volumen para que su transporte sea más barato, es precisamente esa bolsa de plástico.
Hoy ante la emergencia en la que están en juego nuestras vidas, nadie puede negar que esa bolsa de plástico es la mejor opción para aislar todos esos residuos que estamos generando en nuestros hogares que pueden estar potencialmente contagiados con el virus.
De manera que decir que el problema de la contaminación de los océanos por los plásticos se resolverá prohibiendo solo esa bolsa, es una afirmación sin fundamento. Todos sabemos que esos plásticos fueron arrojados por seres humanos a nuestros mares y a todos nuestros cuerpos de agua.
Nuestros gobiernos deben reconsiderar todas esas absurdas prohibiciones y cumplir sus obligaciones en materia de educación ambiental y sobre todo cumplir con nuestra normatividad en materia de gestión de residuos.
Carlos Álvarez Flores, Presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C.
Experto en Gestión de Residuos y Cambio Climático
www.carlosalvarezflores.com y Twitter @calvarezflores