TIJUANA, FRONTERA DE FUEGO.
Los ánimos están encendidos en Tijuana, en más de una vertiente.
En la primera, el éxodo migrante ubica a la ciudad como la receptora con el mayor número de centroamericanos en esta frontera que está blindada a canto y lodo.
En la segunda, la incapacidad operativa y administrativa de las autoridades locales que se han visto rebasadas por el numeroso contingente apostado en las inmediaciones del bordo
En una vertiente más, la omisión de las acciones de las dependencias a nivel federal, principalmente, del Instituto Nacional de Migración, INM, cuyas competencias institucionales parecen ser obsoletas ante la ola creciente de los que buscan ingresar a los Estados Unidos de América, EUA, a través de la figura del asilo político.
En una vertiente determinante, de cuidado, y peligrosa, —por el espíritu subyacente en el mismo—, es el creciente rechazo, siempre a la alza, en contra de la presencia de los centroamericanos en Tijuana.
Algunas de las vertientes expuestas encuentran su razón ante el cierre de la actual administración, ya que la operatividad de las dependencias ha quedado maniatada y sólo, en estas instituciones, se observa el fenómeno migratorio desde la puerta de salida, y de reojo.
Aún más, el presidente de los EUA— vía Twitter, ha manifiestado que Tijuana, al igual que su nación, no se encuentran preparados para manejar muchos migrantes:
“El alcalde de Tijuana, México, acaba de declarar que “la ciudad no está preparada para manejar esta cantidad de migrantes, el retraso podría durar 6 meses”. Del mismo modo, los EE. UU. No están preparados para esta invasión y no lo tolerarán. Están causando crimen y grandes problemas en México. ¡Vete a casa!”
De todas las vertientes señaladas en líneas anteriores, lo que me parece preocupante es la del rechazo. Vía redes sociales se alientan situaciones muy puntuales sobre dichos y hechos de algunos migrantes que contrastan sobre la situación de vulnerabilidad de la mayoría, principalmente de niños y niñas, que son los más expuestos ante la numerosa muchedumbre de quienes han cruzado las fronteras hasta Tijuana.
Por supuesto que las acciones de unos cuantos pesan sobre los migrantes cuyas condiciones precarias de subsistencia se encuentran al límite.
Transitar por la república mexicana, de frontera a frontera ha sido una odisea para los cientos de familias que se concentran en las garitas de ingreso a la unión americana para solicitar una cita y puedan resolver a su petición de asilo.
Juzgue usted: viajando en autobús de primera clase, incluso los de versión ejecutiva, cuarenta y ocho horas de viaje, o más. Le puedo asegurar que el olor a albañal es insoportable después de las doce horas de travesía, y esto último, viajando en línea premier. El hacinamiento, el sopor, las condiciones de incomodidad por la travesía se soportan sólo por lo que te espera al final del camino.
No he podido soportar más de veintisiete horas, con la consiguiente expresión, “no vuelvo […]”.
Nadie deja su patria “Porque sí”, en un afán de aventura, en una apuesta del todo por el todo, de tirarse a morir. Y los motiva, según diversos testimonios, sobrevivir.
Tardaremos mucho en conocer las verdaderas intenciones y los motivos reales e intereses que subyacen al interior y en lo profundo de este éxodo masivo, único, en la historia de Latinoamérica en los últimos siglos.
¿Quién y por qué se promueve y alienta el éxodo masivo de centroamericanos?
Espero que detrás de esta manifestación concreta de la cara del fenómeno migratorio, —oculto y negado las más de las veces— no encierre un plan de aniquilamiento o ensayo sanguinario; en una prueba siniestra y atroz de intereses macro—globales, en aras de la estabilidad de los dueños del dinero.
Desde esta perspectiva los integrantes el éxodo sólo se constituyen en “conejillos de indias”, del emporio de la globalización, impulsado a través de la teoría de la agenda o de la gestión de la percepción.
Lo más lamentable es que la agenda política o la realidad migratoria gestionada, se aderezaran con un baño de sangre.
Alguien, alguno o algunos estarán obteniendo ganancias por esta situación que representa un éxodo sin precedentes, sólo después de las migraciones en algunas naciones africanas —sobre todo por conflictos bélicos— o los movimientos de Europa del Este hacia las naciones más desarrolladas. Como ejemplo, Turquía y Alemania.
Por último, contra todas esas voces xenófobas que se levantan rechazando algo natural como la migración, quiero comentarles que el Estado mexicano está obligado vía tratados internacionales brindar atención y el respeto a los derechos humanos de los migrantes en tránsito o en situación de refugiados, situación que está contemplada ipso facto en el Artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos:
Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.
A los migrantes no se les veía, era una realidad soterrada, oculta. Hoy, numerosa, es visible y nadie lo puede negar. Ya están aquí. Y a los problemas se les buscan soluciones no declaraciones.
Y para concluir, le diría al presidente de la nación más poderosa del mundo en respuesta a su Twitter, y al presidente de la ciudad en la que resido, que en mi pueblo existen personas expertas para atender multitudes, tanto en la alimentación como en la logística de hospedaje y sanidad.
Por sí les faltan manos y experiencias, llamen a las “Tlacualeras”, esas sí son efectivas.
A propósito mi estimado Nahual: ¿los damnificados en Nayarit y los desplazados de Chiapas, serán parte de la agenda o también están gestionadas?