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Sin importar sus estatus migratorios, el T-MEC reconoce los derechos laborales de los migrantes

by Jose Mejia

“Definitivamente es un gran avance”, comenta entusiasmada la activista Evy Peña. Se refiere a la parte en la que el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (TMEC), escuetamente, habla de los derechos de los trabajadores migrantes sin importar que estén o no documentados.

Hace un año Peña, quien es directora de Comunicación del Centro de los Derechos del Migrante (CDM), y activistas de otras organizaciones, estaban más que indignados con el gobierno del presidente Donald Trump. En aquel momento sus funcionarios se negaban a tratar el tema de los derechos laborales de esa población en la renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN).

Un año después Evy Peña y sus colegas festejan que el nuevo pacto comercial, el TMEC, exponga “la vulnerabilidad” de los trabajadores migrantes. El párrafo que se refiere a ellos beneficia especialmente a los mexicanos, “pues son quienes más emigran para trabajar y lo hacen en las peores condiciones”.

De acuerdo con el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), más de 11 millones 848 mil viven fuera del país. De ellos, 97.23 por ciento radica en Estados Unidos. Canadá es el tercer país donde más connacionales residen.

La vulnerabilidad de los migrantes

“Las partes reconocen la vulnerabilidad de los trabajadores migrantes respecto a las protecciones laborales. En consecuencia, al aplicar el Artículo 23.3 (Derechos laborales), cada parte garantizará que los trabajadores migrantes estén protegidos por sus leyes laborales, ya sean nacionales o no nacionales”, indicaba el borrador del acuerdo, que finalmente será firmado este viernes en Argentina.

Los principales perjudicados por la falta de mecanismos que sancionen y eviten abusos han sido los mexicanos, insiste Evy peña. De los más de 11 millones de mexicanos laborando en Estados Unidos, 24 por ciento lo hace sin visa, de acuerdo con un documento de la plataforma de empleo Apli, que retomó información del gobierno estadounidense y del Centro de Investigación Pew.

El hecho de que no tengan documentos migratorios dificulta que denuncien abusos, indica Peña. Sin embargo, “no importa cómo se vayan, con visa o sin ella, la explotación y el fraude en el reclutamiento son comunes”. Un ejemplo de ello son los programas de empleo temporal, que recluta a trabajadores para laborar de manera documentada.

La defensora de los derechos de los migrantes sostiene que esos programas están estructurados de forma que los empleadores son quienes están protegidos por las autoridades. En esta modalidad, más del 90 por ciento de los trabajadores provienen de México, añade.

ACLAN, letra muerta

En 1994, a la par del TLCAN, entró en vigor el Acuerdo de Cooperación Laboral de América del Norte (ACLAN). Estados Unidos, Canadá y México lo suscribieron. El objetivo de ese convenio era mejorar las condiciones de trabajo y hacer cumplir las leyes en la materia en cada uno de los tres países.

Sin embargo, “hemos sido testigos del fracaso del ACLAN”, dice Evy Peña. Se suponía que ese documento establecería mecanismos para resolver las disputas, pero la realidad es que “no hay solución para quienes ponen una queja por violaciones a los derechos laborales”.

En los últimos ocho años el CDM ha interpuesto dos quejas que nunca prosperaron. En 2011 reclamaron en la Oficina Administrativa Nacional de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) por el robo de salarios y violaciones al derecho a la salud a empleados mexicanos que trabajaban en carnavales, con la visa H2B.

En 2015 presentaron otra queja “alegando discriminación a las mujeres en el trabajo agrícola”. Muchas agencias no las contratan o les asignan los puestos peor pagados, además del acoso que padecen por parte de los empleadores, apunta.

Protección solo para norteamericanos

La inclusión de derechos laborales en el TMEC es un gran avance, coincide Salvador Rivas coordinador de la maestría en Economía de la Universidad Panamericana (UP). Sin embargo, él resalta la parte de la mejora en los salarios para evitar el flujo migratorio hacia Estados Unidos.

Uno de los primeros logros del acuerdo, indica, es que México deberá nivelar los sueldos de los trabajadores en los sectores automotriz, agropecuario y manufacturero con los que ganan en Estados Unidos y Canadá.

Luego vienen los derechos a la salud, la educación, al trato igualitario, a no sufrir discriminación, otros de los grandes resultados que se alcanzaron en la actualización del acuerdo comercial, considera.

La protección a esos derechos cubre solo a mexicanos, estadounidenses y canadienses. Quedan fuera, por ejemplo, los migrantes centroamericanos, que actualmente se mueven en varias caravanas hacia Estados Unidos. “El tratado privilegiado es solo a los miembros de América del Norte y excluye a otras regiones, como Asia.

Como sea, un gran logro

Y si bien es un gran logro, pues “antes ni siquiera se les mencionaba”, aún quedan varias interrogantes sobre cómo se hará efectiva la protección, advierte Evy Peña. Pero, a pesar de que “el lenguaje sigue siendo ambiguo”, la protección podrá ser exigible, “falta saber los mecanismos para resolución de conflictos”. Aun con ello, para las organizaciones que han presionado, “esto es un gran logro”.

 

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