El arribo a México de José Evo Morales Ayma, ex –presidente de Bolivia, quien vive a cuerpo de rey y disfruta de las bondades de la austeridad republicana de la Cuatro T, al recibir el Asilo Político por cuestiones humanitarias, polarizó a millones de mexicanos quienes en redes sociales expresaron su inconformidad por la decisión unilateral que tomó el gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador, como lo establece el artículo Once, párrafo II de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el Derecho Internacional y con base en los Tratados Internacionales y Convenciones de las cuales nuestro país es parte.
Para muchos mexicanos a quienes Andrés Manuel López Obrador, acusa de conservadores, externamos en redes sociales que México vive situaciones muy difíciles como la caída del empleo, el nulo crecimiento económico y la incontrolable ola de violencia que sube día con día como la espuma de la cerveza, como para recibir como asilado político a José Evo Morales Ayma, quien el pasado domingo 10 de noviembre, renunció al cargo de Presidente de Bolivia, tras casi catorce años de gobernar a los bolivianos.
Otros mexicanos en las redes sociales manifestaron que el ex -mandatario boliviano pudo pedir asilo político en otros países, al tiempo que nos preguntamos ¿por qué México y no otros países?, ¿por qué esta vez López Obrador no consultó a su pueblo?, para ver si su “pueblo” estaba de acuerdo o en contra de tener como nuevo huésped de México a José Evo Morales Ayma, quien cuenta con una seguridad de primera que está a cargo de las Fuerzas Armadas mexicanas, seguridad de primera de la cual millones de mexicanos carecemos.
Muchos más señalamos que solo falta que López Obrador y su amplio corazón de condominio traiga a México como huésped distinguido al Dictador venezolano, Nicolás Maduro que tiene a sus “gobernados” sumidos en la peor crisis económica, de desempleo, de seguridad y de violaciones a los derechos humanos.
En tanto que quienes están de acuerdo con la decisión unilateral de Andrés Manuel López Obrador, de brindarle Asilo Político a José Evo Morales Ayma, con sus clásicas ironías y su lenguaje vulgar en las redes sociales acusaron de inhumanos y desinformados a quienes por medio de las benditas redes sociales tuvimos el atrevimiento, si así se puede decir, de manifestar nuestro desacuerdo porque Morales Ayma arribara a México procedente de Bolivia en calidad de Asilado Político por cuestiones humanitarias.
Ahora José Evo Morales Ayma, vive en México como un mexicano de primera, es custodiado por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, y hasta fue nombrado por la Jefa de Gobierno de la capital del país, Claudia Sheinbaum, Huésped Distinguido de la Ciudad de México.
Sin reponernos del arribo de Morales Ayma a México quien para muchos fue un cobarde por salir de Bolivia sin afrontar la grave crisis social que generó en afán de perpetuarse en el poder por otros cinco años, la noche del 12 de noviembre en la Cámara de Senadores senadores del Partido Acción Nacional y del Movimiento de Regeneración Nacional se enfrascaron el lunes once de noviembre en una batalla campal, los primeros (panistas) por impedir que Rosario Ibarra Piedra rindiera protesta como nueva Presidenta de la Comisión Nacional, quien fue elegida en cuestionada votación como Ombudsperson
En la refriega el senador panista Gustavo Madero, fue tirado al piso y sometido por senadoras y senadores morenistas, cuando estuvo a unos centímetros de impedir que Piedra Ibarra, levantara la mano derecha para protestar como nueva titular de la CNDH, en sustitución de Luis Raúl González Pérez.
Pero quienes le pusieron la cereza al pastel, demostrando que la coordinación entre los cuerpos policíacos en México no más no se dá, fueron ni más, ni menos que los elementos de la casi desaparecida Policía Federal y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana quienes el martes 12 de noviembre se enfrentaron con palos, gases, dientes y se dieron hasta con la cubeta en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Zafarrancho que dejó muy mal parados a los cuerpos policíacos ante la opinión pública nacional e internacional, pero sobre todo fue una muestra más de la incapacidad de Alfonso Durazo Montaño, Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, quien no tuvo el tino político para resolver el conflicto que generó la decisión del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de desaparecer a la Policía Federal.
El autor de esta columna es Licenciado en Derecho, egresado de la Universidad de Tijuana CUT, Campus Altamira, ejerce el periodismo desde hace 35 años y es director del portal de internet www.ensaladadeportivabaja.net