Por Antonio Heras
Mexicali.- La madrugada del 17 de marzo de 2015, miles de jornaleros agrícolas –la mayoría indígenas mixtecos de Oaxaca y de Guerrero–, se sublevaron en contra de la explotación en los ranchos y agroindustrias instaladas en San Quintín, entonces delegación de Ensenada y ahora municipio de Baja California, y acordaron bloquear la Carretera Transpeninsular como medida de presión para lograr contratos colectivos y la solidaridad de organizaciones gremiales de Estados Unidos para la revisión de los índices de calidad y control de mercancías y productos y empresas que allende la frontera están obligados a producir frutos y vegetales en condiciones laborales libres de explotación y esclavitud.
Ese día martes, los jornaleros decidieron parar la producción agrícola y sintetizar su lucha en un pliego petitorio de 13 puntos que inició con la denuncia del acoso sexual y de trabajo infantil, seguido de la exigencia del servicio médico y la afiliación al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) , el aumento del pago de la recolección de productos de temporada, sobre todo de frutos rojos.
A una década del movimiento, la que entonces surgió como líder sindical, Abelina Ramírez señala que hay cambios, pero son insuficientes ante el rezago histórico de estas comunidades donde residen 50 mil jornaleros, la mayoría asentados en lo que un tiempo llamaron el sur profundo de la desigualdad social y explotación laboral.
Siguen vigentes, explica en entrevista, las exigencias de obtener mejores salarios, condiciones de trabajo y seguridad social, además de un alto al acoso sexual de los mayordomos hacia las trabajadoras del campo.
Ese martes de hace 10 años, con los rostros cubiertos por con pañuelos, y portando pancartas y mantas con mensajes reivindicativos de la lucha campesina, los trabajadores realizaron varios bloqueos en tramos carreteros por donde transitan tractocamiones con mercancías y productos perecederos, autobuses que van de Los Cabos hasta Tijuana y vehículos de turistas y paseantes.
Las protestas duraron una semana en la que el gobierno panista de Francisco Vega de Lamadrid realizó detenciones arbitrarias y redadas contra jornaleros sin importar si participaron en los bloqueos y las manifestaciones frente a ranchos agrícolas, así como las mesas de negociación de representantes del gobierno de Enrique Peña Nieto.
El alzamiento provocó enfrentamientos con la Policía Estatal Preventiva y los guardias de seguridad de agroindustrias. Los gobiernos federal y de Baja California se vieron obligados a participar en mesas de trabajo en la búsqueda de soluciones para incrementar el pago de la jornada laboral y obligaron al IMSS a realizar un padrón de afiliados que quedó en 25 mil jornaleros, sin obligar ni sancionar a las empresas por no actualizar su listado de beneficiarios.
En esa época los jornaleros se congregaron en la Alianza de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social, con una estructura horizontal de representantes surgidos de la lucha social que lograron que se desconociera a los sindicatos afiliados a la CROC, CTM y CROM con quienes los patrones tienen pactado los contratos colectivos.
Además, surgió el Sindicato Independiente Nacional Democrático de Jornaleros Agrícolas (SINDJA), que desde hace cuatro años dirige Abelina Ramírez, una mujer mixteca quien busca unir liderazgos sindicales antes de concluir su encargo en junio de 2025, la organización se centra en concientizar sobre los derechos de los jornaleros y en el trabajo de base en cada centro de trabajo.
Falta justicia, aún hay mucho por hacer, sobre todo en prestaciones de ley, consideró Rodríguez. Entre las amenazas que advierte está el contrato de guatemaltecos como jornaleros agrícolas por parte de empresas, entre ellas Berrymex, que ofertan conseguirles empleo, legalizarlos y otorgarles papeles migratorios en Estados Unidos.
El problema de que traigan a gente de otro lado es que su situación laboral es deplorable y además desplazan a otros jornaleros pues a ellos les dan trabajo toda la semana, a diferencia de lo jornaleros asentados en San Quintín a quienes solo los contratan tres o cuatro días. “Los jornaleros asentados ya no se dejan, defienden sus derechos” comenta esta mujer que hace dos décadas salió desde su natal Oaxaca para asentarse como jornalera migrante en San Quintín.
El problema de la modalidad “Saliendo y pagando” es tener a los jornaleros en el trabajo informal pero al visibilizar esta práctica ilegal cambiaron la forma de contactar al trabajador, ahora lo hacen por medio de Facebook, desde ahí ofertan el trabajo temporal, diario, de paga por jornada y han optado por transportarlos durante las madrugadas en camiones y dejarlos cerca de la empresa para que lleguen caminando al campo agrícola y en la tarde los recogen en el mismo punto donde les pagan en efectivo en una lista de raya, como antes.
La situación cambió en apariencia porque el SINDJA contactó a los agregados laborales de Estados Unidos encargados de verificar el cumplimiento de las condiciones laborales de los jornaleros contratados por empresas que comercializan productos en el mercado de ese país. Ahí se dieron cuenta de esta práctica, además que sorprendieron a choferes y enganchadores bebiendo, comentó.
Sobre la presencia de niños trabajando en campos agrícolas, asegura que son muy pocos, pero los hay. Hace poco se detectaron en un rancho que sembró cebolla que tenía menores de edad y otros en un rancho de El Rosario.
En cuanto el acoso sexual, la dirigente reconoce que no han tenido éxito porque si bien han presentado denuncias, éstas han quedado truncas por la falta de seguimiento de los fiscales pero cuenta que el sindicato hace el acompañamiento jurídico con la esperanza crear conciencia de sus derechos.
Este lunes no haremos manifestaciones ni marchas pues convocamos a los jornaleros a una resistencia en casa, que no laboren para demostrarle a las empresas la importancia de la mano de obra. Es difícil evaluar la repercusión de una expresión en silencio, ya que necesitan trabajar para obtener dinero, pero vamos a seguirle, la lucha no es fácil, pero nos mantendremos en despertar conciencias, finaliza la dirigente.