Tijuana.- Es urgente reactivar el Programa de Verificación Vehicular Ambiental de Baja California y que realmente se haga efectivo, además de que los recursos obtenidos no deberían llegar al estado, sino pasar a manos de los ayuntamientos para obras que mejoren la calidad del aire.
Así lo remarcó el arquitecto Guillermo Caballero Herrera, presidente del Colegio de Arquitectos del Municipio de Tijuana, quien cuenta con 61 años de ejercicio profesional y se dice mortificado por los niveles de contaminación actuales y por la inacción en que se ha caído con la desaparición del programa de verificación.
“Estamos mortificados por la situación actual y hasta cierto punto por la omisión de los gobiernos; han dejado que esta bola siga creciendo y se pierda la calidad de vida a la que todos aspiramos, lo digo como un tijuanense que ha vivido todas las peripecias del crecimiento anárquico de Tijuana y sus consecuencias”, dijo.
No sé por qué se suspendió el programa, expresó, a simple vista era una medida para controlar las emisiones nocivas al ambiente, sin embargo, no pasó nada, de repente se convirtió en una caja recaudadora que no cumplió con su cometido y estamos viendo las consecuencias, urge que se reactive y se haga valer.
“Que lo hagan efectivo, que aquel vehículo que no cumpla con los requerimientos de la verificación se mande al taller y que se le prohíba la circulación hasta que no obre en consecuencia; además, no estoy inventando el hilo negro, eso es lo que tenemos aquí cruzando la frontera, allá lo tienen, por qué nosotros no”, consideró.
Entre los cambios que convendría hacer al programa, sugirió que debería darse un incentivo al gobierno municipal, para que los recursos obtenidos como producto de este examen a los vehículos no vayan a manos del gobierno estatal, sino que se queden en los municipios y que así los ayuntamientos tengan una injerencia.
“Si este recurso se aplica correctamente, es decir, si este cobro se etiqueta para la creación o el mantenimiento de las áreas verdes sería formidable porque, por desgracia, pocos tijuanenses tienen el arraigo por su ciudad y hacen las obras en consecuencia, nos hemos ido despojando de ese sentido de pertenencia”, opinó.
Guillermo Caballero explicó que, además, a través de las tecnologías actuales, la misma verificación vehicular podría servir como identificación vehicular, creando un padrón con el que, al momento de una infracción, se pueda saber si el automóvil está registrado, verificado y si tiene todos sus papeles en orden.
“Mientras el gobierno sea omiso a estas condiciones, lejos de una buena calidad de vida, va a seguir en decremento, porque en arca abierta, el justo peca; si la gente ve que se pasa el alto y nadie le dice nada, sigue haciéndolo, los motociclistas también hacen lo que quieren, hay una anarquía total”, afirmó.
Será muy difícil, opinó el arquitecto, desarraigar a la población de Tijuana en el uso del vehículo, primero por la gran extensión de la ciudad, si fuera una ciudad compacta pudiese tener control, pero se ha extendido muchísimo; antes decíamos que íbamos “hasta” playas, pero hoy playas está a la vuelta de la esquina.
“Los congestionamientos siguen siendo pavorosos, hay sitios en donde la falta de sincronización de los semáforos causa problemas, debe haber gente experta manejándolos; además, si las glorietas tienen la función de dar un flujo continuo a los vehículos, por qué carambas les pusieron semáforos, es absurdo”, criticó.
Hay puntos de la ciudad, añadió, en los que ya no vamos a poder transitar, como es el caso del centro de Tijuana, porque va a haber una gran concentración de gases nocivos, lo resiente más la población que anda a pie y utiliza el transporte público, transporte que no está controlado y tiene emisiones libres.
Nacido en Tijuana y egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, el arquitecto Guillermo Caballero Herrera es un apasionado del urbanismo y ha sido asesor de varios gobiernos, aunque en el sector público solo ha trabajado en dos ocasiones.
La primera como parte del Ayuntamiento de Tijuana, al frente de la Dirección General de Obras y Servicios Públicos, en la gestión del presidente René Treviño, tiempo en el que llevó a cabo la construcción del edificio de Palacio Municipal, y la segunda como administrador del Aeropuerto Internacional de Tijuana.