De la violencia de género
México es un país feminicida. No lo digo yo, lo dicen las cifras, en México se asesinan en promedio 10.6 mujeres al día, según el más reciente informe de las Naciones Unidas acerca del tema. Y lo dice la antropóloga, académica e investigadora Marcela Lagarde, quien realizó hace 15 años el primer diagnóstico de violencia feminicida en este país.
Cuando los hombres leemos o escuchamos esto, de inmediato entra un bloqueo: “no es cierto”, “no todos somos así”, “por unos la llevan todos”, y frases por el estilo, sin embargo, aunque que no todos los hombres somos “machistas” de esos que golpean y matan, culturalmente a los hombres no se les educa en lo emocional, por el contrario, se nos enseña a guardar lo que sentimos, hasta que sale de forma violenta, y esa justamente es una de las características del machismo.
Que arroje la primera piedra el hombre que no ha celado a su pareja, el hombre que no ha prohibido a su novia salir con sus amigos, que no ha hecho un chiste de género, que no ha visto a una mujer de manera lasciva al andar por la calle, todas esas son actitudes machistas.
La violencia de género deriva en cosas cada vez peores, según dicen los expertos, hasta llegar a la agresión física, la violación y los feminicidios. Es entonces que se le llama violencia feminicida a toda violencia contra la mujer, pero hay muchos tipos de violencia: psicológica, sexual, económica, patrimonial, institucional, por mencionar algunas.
La violencia institucional está prácticamente en todas las dependencias de gobierno, porque no existe una perspectiva de género en las mismas, no existe una sensibilidad para atender a las mujeres, y quedó de manifiesto el año pasado con el caso de Lucero Rubí, joven que fue asesinada por su expareja, a pesar de las denuncias en su contra.
Cuando las instituciones, por omisión o por acción, propician que se cometa un feminicidio se dice que es un feminicidio de Estado, y aunque en casos como el de Rubí es más evidente, según Marcela Lagarde todos los feminicidios son en el fondo por culpa de la inacción de las autoridades.
Eso no niega que existe una cultura machista en el país, sino que señala que el propio estado la respalda, al no hacer justicia en casos de violencia de género, al no dar seguimiento oportuno en casos de violación y demás delitos sexuales, en fin, al violentarle a las mujeres su derecho a la justicia.
En Baja California, durante 2020, vimos casos lamentables en los que los propios funcionarios de primer nivel violentaron públicamente a mujeres con sus comentarios. El gobernador diciendo que la alcaldesa de Tecate se la pasa en el salón de belleza, y el fiscal general cuando se refirió a la difunta Danna, como una niña toda tatuada, al hablar de su asesinato.
Por otra parte, en Baja California hay más de 280 mil personas indígenas, según el censo 2015 del INEGI (30 por ciento están en Ensenada), sin embargo, ni en las fiscalías ni en las demás dependencias existen intérpretes capacitados para atender en lengua indígena.
La violencia de género se da en todos los estratos sociales y en todas partes: en hospitales, en cárceles, en los hogares, en las universidades. De hecho la UABC ya puso en marcha un protocolo para la atención de la violencia de género, a petición de la propia comunidad universitaria, que incluye a estudiantes, personal académico y administrativo.
El primer paso es aceptarlo, tanto víctimas como victimarios, para luego poner manos a la obra y resolver la situación antes de llegar a un desenlace fatal o que haya daños irreversibles. No hay fórmulas mágicas pero existe la atención psicológica y la educación con perspectiva de género.
*Joatam de Basabe es comunicólogo y periodista, con más de una década de trayectoria en los medios de comunicación (radio, periódico, televisión e Internet). Actualmente es secretario de la Asociación de Periodistas de Ensenada y reportero de Televisa Californias.