Del año viejo
Este jueves termina el 2020, un año que en Baja California queda marcado por la pandemia de coronavirus, la violencia a tope, los escándalos políticos y la persecución gubernamental en contra de los periodistas.
Oficialmente también finaliza la segunda década de este milenio, y a partir del viernes comenzamos la tercera en medio de la crisis económica, la inestabilidad política, el sufrimiento de miles de familias que han perdido a sus seres queridos por la Covid-19 o porque fueron asesinados.
Este año que se va nos deja también mucho aprendizaje. Comprobamos nuevamente la fragilidad de la vida, la insignificancia del ser humano en el universo, y al mismo tiempo, la trascendencia de los actos de las personas y sus repercusiones en el orden global.
Aprendimos -no todos- que el uso de algo tan simple como un cubrebocas puede salvar vidas, que el aislamiento social no es malo -aunque muchos lo sufren-, la importancia de lavarse bien las manos y valorar los momentos de convivencia, los abrazos y demás muestras de afecto.
Esta crisis potencializó los defectos y virtudes de las personas, algunos revelaron su lado más malo y algunos su lado más bueno; algunos ayudaron a los enfermos y sectores vulnerables de la población y algunos se aprovecharon de la situación.
Los que hemos llegado hasta el final del año debemos estar agradecidos, pero no sólo eso, sino que debemos de tomar conciencia y poner en práctica el aprendizaje adquirido, hacer el firme propósito de cambiar para bien nuestro estilo de vida y procurar el bienestar también para nuestros familiares y amistades.
Debe haber quedado claro que todos estamos en un mismo barco llamado Planeta Tierra y algunos en una de las áreas más vulnerables del barco, llamada México, por lo que debemos de comenzar a preocuparnos por asuntos que hasta hoy la mayoría de la población ve como algo ajeno: el calentamiento global, el cuidado del medio ambiente, la contaminación, por mencionar algunos temas.
El valor de la unión debería ser otro de los legados de este año, y deberíamos de comenzar a aplicarlo para apoyar (desde nuestras posibilidades) las causas justas, a quienes exigen paz, a quienes exigen justicia, a quienes exigen sus derechos en general, deberíamos de ser más empáticos como consecuencia de haber combatidos todos juntos en una batalla de vida o muerte.
Aunque suene absurdo y romántico, debería de ser el primer paso para avanzar a una realidad en donde el ser humano deje de ser su propio enemigo, en donde las personas actuemos con responsabilidad social en cada acto cotidiano, en donde dejemos de meternos el pie unos a otros y nos echemos la mano para alcanzar una calidad de vida generalizada.
Para ello hay que involucrarse más en los temas sociales, políticos, electorales, económicos, ambientales, en fin, en la toma de decisiones. Debemos aprender a ser mejores ciudadanos para tener una mejor ciudad, estado y país.
Son tiempos de reflexión, de preparar la lista de propósitos, de cerrar el ciclo del 2020 y comenzar un año más, con la esperanza renovada, con el ánimo reparado y con las ganas de trabajar en todos los aspectos que podamos mejorar.
¡Les deseo un próspero Año Nuevo!
Joatam de Basabe es comunicólogo y periodista, con más de una década de trayectoria en los medios de comunicación (radio, periódico, televisión e Internet). Actualmente es secretario de la Asociación de Periodistas de Ensenada y reportero de Televisa Californias.