Albergue
La autoridad correspondiente debe investigar el cúmulo de irregularidades que brotan en el albergue de Tijuana Siempre para los Niños, ubicado en “Granjas Familiares la Esperanza”.
¡Deben actuar si golpean a los niños!
Seguro que la titular de la Procuraduría de Protección a Niños, Niñas y Adolescentes del DIF en Baja California Berenice López Meza, desconoce que el director de ese lugar Joel García les propina tremendas golpizas a los niños desobedientes, aunque acostumbra poner “cara de mustio” frente a los gringos responsables de la creación de ese lugar en el año 2004.
Y aunque los empleados del lugar no se atreven a denunciar los abusos de Joel (por temor a represalias), la totalidad de ellos afirma que “el director utiliza un palo para golpear a los niños que se atreven a desobedecerlo”.
También confirman que el comportamiento de Joel cambia radicalmente frente a los “hermanos norteamericanos” que cada semana llegan al albergue a llevarles provisiones.
Esos trabajadores dicen que el ex director Aldo Aguilar Villa le cedió la estafeta a Joel García quien se siente “el Papá de los pollitos”.
Uno de los empleados asegura que aunque ese albergue es responsabilidad del DIF Estatal, difícilmente el personal de esa dependencia se hace presente.
Sépase que el DIF de Baja California es responsable de la operación y supervisión de los sitios destinados a la atención de los niños.
¡Pero no lo hacen!
Además los empleados del albergue no se atreven a preguntar a personal del DIF (en sus esporádicas visitas) si pueden interceder para que tengan acceso a seguridad social.
En otras palabras, la docena de empleados de ese albergue no tienen ningún tipo de prestación (ni Seguro Social, ni Infonavit) y perciben 200 pesos en efectivo por jornada laborada.
¡Aquí debe entrar en acción la Secretaría del Trabajo!
Además, el DIF debe exigir a los gringos que sostienen este albergue a integrarlo al catálogo de Asociaciones Civiles porque —por alguna razón— en esa lista no aparecen.
Y aunque se supone que el DIF Estatal (que dirige una señora que se llama Blanca Estela Favela), debe regular la atención de esos albergues y observar que se atienda a sectores vulnerables, los directivos de ese lugar se sienten los “dueños” y practican la prepotencia.
Hace poco tiempo el director del albergue corrió a un hombre que llegó a ese lugar acompañado de dos niños.
Aunque debieron canalizar a este señor a un sitio donde pudiera resguardarse por estar enfermo, el director simplemente lo corrió y le dijo que si no se largaba entonces los niños no se quedarían.
La subprocuradora Lilian Jeannette Martínez debe investigar las irregularidades que existen en ese lugar.
Además de quedar bien con su jefa Berenice López Meza, la subprocuradora Martínez requiere tener sensibilidad para evitar violencia hacia los niños y —de paso— darle vista a la Secretaría del Trabajo para que compruebe que los trabajadores no tienen servicio médico. Además, los explotan al exigirles mucho trabajo por poco ingreso.
Ah, además los amenazan con correrlos si acaso se atreven a denunciar.
Ah
Vale subrayar que la Procuraduría para la Protección para Niños, Niñas y Adolescentes depende del DIF estatal, es decir, “conflicto de intereses”.
Por eso al principio de esta columna se señala que debe investigar la autoridad correspondiente.
¿Habrá?
Aborrecida
Aunque la señora síndico esté convencida que hizo bien, esta funcionaria debe saber que se ganó el repudio social.
La semana pasada, la síndico de Tijuana María del Carmen Espinoza (alias Melli), encabezó la clausura de los Servicios Médicos Municipales.
Nadie entiende cómo es posible que alguien deje sin servicio médico a 8 mil 200 empleados y a sus familias.
La visión generalizada es que detrás de esta acción se esconden las pugnas políticas entre el gobernador Bonilla y el alcalde González.
La señora Melli insiste que la clausura está sustentada.
Si acaso le asiste la razón, también es cierto que se ganó el repudio social.
Positivo
Qué bueno que la autoridad busque convertir las zonas de alto riesgo en áreas verdes.
Expertos en el tema estiman que por lo menos existen 17 áreas altamente riesgosas en Tijuana.
No solamente son cañones y laderas, sino también extensiones planas como la zona conocida como Lomas del Rubí, donde hace casi 3 años colapsaron más de un centenar de viviendas.
De cara a la temporada de lluvias, es muy importante que la autoridad identifique plenamente las zonas riesgosas para alertar a los habitantes y evitar desgracias.
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