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Mira los cambios que ha sufrido el mundo a causa del confinamiento

by Jose Mejia

Han pasado 91 días desde que se anunció el cierre total de la ciudad de Wuhan, en China, donde surgió el coronavirus que provocó una pandemia global. Este tiempo, apenas tres meses, ha sido suficiente para notar cambios drásticos en el medio ambiente.

Mientras los humanos permanecemos encerrados y escondidos del Covid-19, la naturaleza se está fortaleciendo. Después de años de escuchar sobre la urgencia de reducir nuestro impacto negativo en el entorno para hacer frente al cambio climático, hoy existe otra amenaza –que se siente más inmediata– que nos está obligando a hacer una pausa. Y el planeta está respirando.

Te mostramos cinco efectos positivos que el aislamiento de la población a nivel mundial ha provocado en el medio ambiente:

1. Hay menos contaminación en el aire

Las primeras noticias llegaron desde el espacio, con imágenes de la NASA y la Agencia Espacial Europea que mostraron la reducción de contaminación sobre las principales ciudades chinas entre enero y febrero.

Lo mismo pasó en la India, donde están 21 de las 30 ciudades más contaminadas del mundo. Bastó solo una semana de cuarentena para que la contaminación en el aire bajara 70% en Nueva Delhi, Bombay, Calcuta y 82 ciudades más. Está tan limpio el aire en esta región, que la cima del Himalaya es visible hasta a 240 kilómetros de distancia. Algo que no sucedía hace 30 años.

2. El aire limpio ayuda a frenar el coronavirus

Un nuevo estudio de Harvard demostró que la alta contaminación en el aire provocó que el Covid-19 se extendiera más fácil y rápidamente, y que los habitantes de las ciudades más contaminadas tienen 15% más riesgo de morir por complicaciones.

Pero la buena noticia es que el aire se está limpiando en todo el mundo –al menos temporalmente–, y esto puede tener un impacto positivo determinante en la curva de contagio de las próximas semanas. A menor contaminación en el aire, menor será el número de personas con síntomas graves y, por lo tanto, de casos de emergencia en los hospitales.

3. Se acaban las atracciones de elefantes en Tailandia

78 elefantes fueron liberados en el parque turístico Maesa Elephant Camp, en Chiang Mai, donde los visitantes podían montarlos para dar un paseo o alimentarlos mientras estaban encadenados.

Cuando el gobierno anunció el cierre obligatorio de todas las empresas no esenciales por el coronavirus, el equipo decidió finalizar para siempre el espectáculo de elefantes. Cuando Maesa Elephant Camp vuelva a abrir, los animales estarán libres, y las personas podrán verlos en su hábitat natural, pues crearán un programa de voluntariado éticamente responsable, cambiando el nombre del parque a Maesa Elephant Conservation Center.

4. Los animales disfrutan la libertad

El encierro ha despejado las ciudades, y los animales están llenando este vacío.

En Japón, la ciudad de Nara fue visitada por renos, mientras que en Estados Unidos, los coyotes se pasean por el Golden Gate de San Francisco y hasta en el centro de Chicago.

En Reino Unido, hay cabras en Gales. Y en plena temporada de anidación, las playas desérticas de India y Brasil han recibido a cientos de tortugas.

En México, se han visto ballenas muy cerca de la costa de Guerrero y una pareja de Mantarrayas gigantes en Punta Cotos, Holbox.

5. El tráfico ilegal de animales está en decadencia

La tesis más aceptada sobre el origen del brote de coronavirus apunta a un mercado en Wuhan, donde los animales salvajes se venden como mascotas o alimentos. Y esto ha puesto un foco de atención en el comercio ilegal de ciertas especies exóticas, como el pangolín, probable transmisor del patógeno que causa el Covid-19.Un estudio sobre enfermedades infecciosas estima que el 75% de los nuevos brotes son zoonóticos (transmitidos de animales a humanos), y la pandemia ha provocado que China tome algunas medidas, como prohibir permanentemente el comercio de animales silvestres para alimentos. Vietnam ya hizo lo mismo y en el resto de países asiáticos hay debates activos.

Con el virus extendiéndose rápidamente por el mundo, hemos tomado medidas drásticas para mantenernos a salvo. Los cambios positivos se notan, pero que estos sean permanentes dependerá de nosotros.

El aire está más limpio, pero no tardará en contaminarse de nuevo si no reducimos el nivel de basura y las fábricas vuelven a funcionar a la velocidad de siempre. Los animales están libres, pero el turismo masivo puede ahuyentarlos de nuevo. Y el comercio de especies silvestres se está prohibiendo en Asia, pero el tráfico ilegal será difícil de frenar si no hay un cambio profundo en la mentalidad de la sociedad.

La Cop26 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), que se iba a llevar a cabo en noviembre de este año, fue pospuesta hasta 2021, aunque sus líderes están presionando para mantener la conversación activa.

Estos 91 días han cambiado nuestro sentido de urgencia. Y si algo nos ha enseñado esta crisis es que es posible hacer cambios drásticos para salvar vidas, incluidas las acciones para proteger al medio ambiente.

Para Ingrid Andersen, directora del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la reconstrucción después de esta crisis llega con una oportunidad real para avanzar hacia un futuro más limpio y verde, porque hoy entendemos que la salud de los humanos depende de la salud de nuestro entorno natural.

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