La sal y el azúcar son necesarios para el buen funcionamiento del organismo. La primera es útil en el mantenimiento de la presión de la sangre y de los fluidos extracelulares; el segundo proporciona la energía que el organismo necesita para trabajar adecuadamente.
Sin embargo, ingerir en exceso estos nutrimentos puede traer complicaciones en el corazón, los riñones y la microcirculación, además de estar ligados a padecimientos crónicos, advirtió el director de la Unidad Médica Familiar (UMF) número 38, del Instituto del Seguro Social (IMSS) en San Luis Río Colorado, Sonora, Óscar Castro Guevara.
Explicó que el excesivo consumo de sal ocasiona retención de líquidos y en consecuencia, aumento de peso, lo que obliga a hígado, riñones y corazón a trabajar por encima de sus niveles normales. También afecta el sistema cardiovascular, ya que el consumo desmedido de sodio eleva la presión arterial y ocasiona enfermedades renales, hepáticas e insuficiencia cardíaca.
Para evitar los problemas que acarrea el alto consumo de sal y azúcar, es preciso dejar de lado los productos procesados, especialmente los quesos, la repostería y las carnes frías, así como la comida rápida; utilizar sal marina no tratada y, paulatinamente, disminuir su consumo.
Castro Guevara detalló que ingerir grandes cantidades de azúcar de forma prolongada da como resultado altos niveles de glucemias, condición que al mantenerse por mucho tiempo, puede causar daños en riñón, corazón y ojos, entre otros órganos.
Resaltó que es de suma importancia acudir a los módulos PrevenIMSS para recibir orientación sobre las cantidades idóneas de consumo en sal y azúcar, además de realizarse chequeos periódicamente para mantener un estado de salud óptimo.