Limitado por su IQ, Fidel Villanueva encontró en Anapromex la manera de enriquecerse a costa de los más necesitados.
Arropado por priistas y panistas hizo de Ciudad Juárez, Tijuana y Mexicali un espacio para la jauja pues dice tener 120 mil afiliados.
Les venden unas placas de cartón con la leyenda Anapromex que les permite transitar libremente por estas ciudades.
Eso se llama fraude.
Hace unos días estuvo en Mexicali para tratar de justificar su negocio, defenderlo y criticar la iniciativa de ley del Instituto de Identidad Vehicular destinado a terminar con esas rémoras de corrupción e impunidad.
Visiblemente incompleto de sus sentidos, farfulló una «conferencia de prensa» donde hizo gala de su «inteligencia» y sus «dotes de orador». A un cuadrúpedo se le habría entendido más, de acuerdo a los reportes de redes sociales.
Con la llave del dinero mal habido hasta tuvo programas de radio en Tijuana, por lo que piensa que su manejo de su lengua leperina puede entablar una comunicación con su público.
El día de su aparición tras estar recluido en Ciudad Juárez, uno de su «equipo de a
Operadorez» me invitaron a escucharlo.
Mi silencio fue elocuente.
«Ya sé que es un bribón, pero escucha a Fidel…»
Se quedó corto sobre este hombre que espera tener los mismos arreglos en el gobierno AMLO, que con sus antecesores.
Ya sabrán los de Morena.
Opté por la lectura para no perder el tiempo.
