Sequía……
Dr. Alfonso Andrés Cortez Lara
Desde hace más de dos décadas he estado exponiendo de manera recurrente sobre este tema crítico, me refiero insistentemente a la “sequía prolongada”, un fenómeno meteorológico e hidrológico que deriva en la escasez de agua, el déficit de abastecimiento para los sectores urbanos y agrícolas, la degradación de su calidad y, en no pocos casos, conflictos transfronterizos internos e internacionales.
El fenómeno se ha extendido y acentuado significativamente desde finales de la década de los años noventa, prácticamente en todo el norte de México, pero también más al sur. Subrayo que, de acuerdo al Monitor de Sequía de la Conagua, actualizado al mes de mayo, los estados que presentan las condiciones más críticas son Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Durango, Querétaro, San Luis Potosí, Coahuila y Baja California, en ese orden; en este último caso, el 61.4 % del territorio se encuentra en niveles de sequía que oscilan entre moderada, severa y extrema (es decir, categorías D1 a D3) y los municipios más afectados son los que se ubican en la franja fronteriza.
Por otra parte, si se revisan las condiciones hacia el norte de la línea divisoria con Estados Unidos, se observa que las condiciones del suroeste del país vecino en general y de la cuenca del río Colorado en particular, que abastece a los municipios fronterizos de Baja California, la situación es igualmente crítica, mostrando una disminución continua de la acumulación de capa de nieve en las montañas rocallosas, donde nace la fuente principal de agua para la región, esto paralelamente al incremento de temperaturas y evaporación que conllevan una disminución de escurrimiento y almacenamiento en las presas principales; así, de manera inédita, desde el año 2021 se han implementado recortes a las asignaciones del Tratado de Aguas Internacionales. De acuerdo a los pronósticos conjuntos de la Conagua y el Buró de Reclamaciones de Estados Unidos, estos recortes continuarán durante los próximos años.
En los últimos meses, he estado recorriendo diversas zonas agrícolas y urbanas y las preguntas frecuentes que me hacen los actores sociales y productivos, así como los medios, tanto locales como nacionales e internacionales es ¿de que manera se está enfrentando este gran reto de sequía prolongada? Respecto a la región de Baja California ¿Qué estrategias y medidas de uso y gestión del agua se están llevando a cabo o se proyectan?
Primeramente, para claridad del lector, subrayo que el Monitor de Sequía es un instrumento técnico que arroja información clave, misma que de acuerdo a la normativa correspondiente en materia hídrica, la Conagua debe tomar como referencia para realizar solicitudes concernientes a la necesidad de ajuste en los consumos a las secretarías de agua de los estados, los organismos operadores en zonas urbanas y los distritos de riego; es decir, es un mecanismo básico para la toma de decisiones de emergencia y para la implementación de procesos de gestión contingente, en concreto, solicita la reducción de consumo de acuerdo al nivel de sequía.
Lo anterior se debería hacer respecto a medidas contingentes de corto plazo, pero no se hace, ni Conagua exige ni los organismos operadores lo llevan a cabo. Un caso excepcional es el de Tijuana, no para reducir consumo sino para conseguir agua de manera oportuna para satisfacer la alta demanda del verano, esto desde California a través de la conexión de emergencia de Otay. También, la negociación de volúmenes de excedentes operativos del Distrito de Riego 014 que se adquieren por la Seproa a partir de octubre, cuando se agota la asignación normal de Tijuana. No obstante, en estos casos entra en juego el factor de gestión binacional, a partir del cual, recientemente se negó el servicio acostumbrado en el primer caso y, en el segundo, se tiene la amenaza de recortes adicionales del río Colorado, mismos que restringen la disponibilidad para transferir agua a Tijuana.
Respecto a las acciones de largo plazo a partir de los “proyectos estratégicos” caracterizados por alternativas no sostenibles como las desalinizadoras o la nula gestión de la demanda para buscar adaptar el consumo acorde al contexto de sequía prevaleciente, pronto escribiré.
