Baja California, 13 de mayo de 2025.- La generación de residuos peligrosos es un fenómeno presente en todas las ciudades, pero existe una fracción casi invisible para las autoridades y la sociedad: la micro generación de residuos peligrosos en zonas urbanas. En Baja California, donde la densidad urbana y las actividades comerciales han ido en aumento, este problema representa un serio riesgo para la salud pública y el medio ambiente, advirtió el ingeniero bioquímico José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental México A.C. (CIGAMX).
Aunque la gestión de residuos peligrosos es competencia del gobierno federal, la colaboración con los gobiernos estatales y municipales es indispensable para atender un fenómeno que se extiende de manera dispersa por toda la mancha urbana. Se trata de pequeñas cantidades de desechos generadas por negocios como refaccionarias, talleres mecánicos, gasolineras, farmacias, estéticas, talleres de pintura y carrocería, entre otros giros, cuya regulación, inspección y vigilancia difícilmente se cumple.
“Hay un segmento de micro generación como en otros tipos de residuos, pero hoy hablamos de los residuos peligrosos, micro generación que está más allá de la regulación, más allá de la ley, más allá de la inspección y vigilancia. Se necesita educación, cultura ambiental, concientización”, enfatizó Zavala Álvarez.
El experto en temas ambientales consideró que, a diferencia de la industria, que suele estar concentrada en parques industriales y sujeta a estrictas normas ambientales, estos pequeños generadores están distribuidos en la trama urbana, muchas veces mezclando sus desechos con residuos sólidos urbanos o de manejo especial, lo que dificulta su control y multiplica el impacto ambiental.
El experto consideró que las acciones de inspección y vigilancia de las autoridades competentes apenas atienden el 20% del problema, lo que implica que la población enfrenta un 80% de impacto ambiental provocado por la micro generación de residuos peligrosos.
El riesgo de la micro generación de residuos peligrosos no radica en su volumen individual, sino en su acumulación y dispersión. “Este es un fenómeno de uno más uno se multiplica”, advirtió el director del CIGAMX. Hemos platicado anteriormente sobre ejemplos cotidianos como las lámparas ahorradoras con vapor de mercurio, las baterías de plomo, pero también están los aceites automotrices usados, los residuos líquidos como anticongelantes y hasta el aceite de cocina, que, si bien no se clasifica como residuo peligroso, representa un grave problema para la infraestructura de drenaje y las plantas de tratamiento.
“Los aceites usados de vehículos y también el de cocina dañan mucho las tuberías de drenaje y las plantas de tratamiento de aguas residuales. Además, los vapores de talleres de carrocería y pintura afectan directamente la salud de los vecinos, causando dolores de cabeza e irritación ocular”, explicó el ingeniero bioquímico José Carmelo Zavala, quien es egresado del Programa LEAD por El Colegio de México.
“El impacto en la salud depende del tipo de residuo y del tiempo de exposición, generando afecciones neurológicas, respiratorias y dérmicas. El mercurio, por ejemplo, afecta al sistema nervioso, mientras que el plomo incide en la salud reproductiva y el desarrollo de los niños”, agregó.
Para abordar esta problemática, la educación y la concientización ambiental son herramientas fundamentales. Zavala propuso la implementación de programas voluntarios, como distintivos ambientales y etiquetados verdes, que reconozcan las buenas prácticas de manejo de residuos peligrosos en los pequeños comercios y talleres.
“Ahí tenemos que entrar con programas voluntarios, distintivos ambientales, de etiquetado verde, de educación y cultura ambiental y con concientización, porque nos impacta a todos”, sostuvo.
En ese sentido, el especialista hizo un llamado a construir una cultura ambiental, con campañas de educación dirigidas a la ciudadanía y a los pequeños generadores, para que comprendan el impacto de sus actividades y adopten medidas de manejo responsable.
Si bien la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos establece la competencia federal en la regulación de los residuos peligrosos, la coordinación entre los tres niveles de gobierno es crucial para enfrentar este desafío en las ciudades.
“Necesitamos una colaboración con el gobierno estatal y con el gobierno municipal, que se articulen los tres órdenes de gobierno en el etiquetado, en la inspección y vigilancia, de alguna manera, pero creo que es un segmento de oportunidad”, enfatizó Zavala.
En regiones fronterizas como Baja California, el problema se agrava por la transferencia transfronteriza de residuos peligrosos, lo que añade una dimensión internacional al reto. México y Estados Unidos comparten la responsabilidad de atender esta situación con políticas y acciones conjuntas.
La micro generación de residuos peligrosos en las ciudades de Baja California es un problema silencioso, pero con impactos significativos en la salud pública y el medio ambiente. Abordarlo requiere más que leyes e inspecciones; es indispensable fomentar la educación y la cultura ambiental, así como establecer mecanismos de coordinación efectiva entre los tres niveles de gobierno. Requiere voluntad.
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