De primera mano
Recientemente el Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS), dirigido por el Dr. John M. Ackerman, de nuestra Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dio a conocer la Encuesta Nacional de Culturas Políticas y Democracia 2021 (https://puedjs.unam.mx/encuestas/). Se trata de un instrumento de recolección de información de primer orden, fundamental para conocer la cultura política de los mexicanos en la coyuntura actual.
Lo importante de este tipo de ejercicios es levarlos a cabo periódicamente para conocer los cambios, permanencias y retrocesos en la visión, valores, percepciones y opiniones de los mexicanos a través del tiempo. Como sabemos, la cultura política no cambia de un momento a otro, como tampoco tiene un patrón de comportamiento preestablecido. Se trata de procesos que no pueden contabilizarse en periodos claramente delimitados. Ni siquiera pueden evaluarse por trienios o sexenios, en comparación con los periodos de gobierno. Son procesos acumulativos, lentos y desiguales. Por eso la importancia de evaluarlos de manera permanente.
La particularidad de esta encuesta es la forma en que fue concebida. “La Encuesta Nacional de Culturas Políticas y Democracia (ENCPD-2021) nace por la necesidad de generar instrumentos que permitan edificar nuevos marcos analíticos para estudiar la complejidad y riqueza de las culturas políticas en México. Para de esa manera trascender las visiones (neo) liberales reduccionistas que conciben la democracia como una relación estrictamente institucional y una cultura política reducida y sesgada al individualismo”.
Para cumplir ese objetivo el cuestionario se dividió en cuatro apartados, que abordan el mismo número de temáticas: “Lo común”, “Democracia y participación”, “Justicia y bienestar” y “Culturas políticas subalternas”. Cada uno con sub apartados. Lo ideal es una evaluación de conjunto de sus resultados, pero ante la falta de espacio trataré de ir abordando cada uno de los cuatro temas. Cabe agregar que la información es representativa de tres regiones del país: Centro, Norte y Sur. Se aplicaron 2061 entrevistas en viviendas, por lo que la muestra y la calidad de la información están garantizadas.
Por el momento me detengo en el apartado “Democracia y participación”, que nos informa básicamente de los déficits democráticos y que comprueba que la democracia procedimental es solo una de las dimensiones de una democracia de calidad. Los subtemas que abordan el apartado reflejan con claridad lo que apunté. Primeramente, “Activismo ciudadano”; salvo en 2 de las 10 preguntas que abarcan el subtema, que además pudiera equipararse a lo que en otras encuestas llaman “compromiso cívico o capital social”, los promedios negativos de participación rondan el 90%. Los ciudadanos respondieron “nunca”, a las preguntas sobre “participación en foros políticos a través de redes sociales”, “reproducir memes políticos”, “firmar peticiones”, “apoyar demandas o recoger firmas para causas políticas”. Sin embargo, los porcentajes de “nunca” disminuyen drásticamente en los temas de “apoyar a pequeños productores” (56. 92% dijo que lo hacía cada semana) y la respuesta de “nunca” contabilizó el 48.20% en la pregunta de “donar dinero para alguna causa o persona, incluyendo caridad en la calle”. Estos últimos son indicadores de capital social.
El 84.74% nunca ha “realizado actividades o campaña para un partido o movimiento político” o ha sido “candidato o ha recogido firmas” para alguno en los dos últimos años. El 90.32% nunca ha “participado en actividades convocadas por algún gobierno (mesas, asambleas, actividades de rendición de cuentas, etc.)”. El 40.51% dice que votó por Andrés Manuel López Obrador; el 7.10% por Ricardo Anaya y el 5.03% por José Antonio Meade, lo cual es muy cercano a los resultados reales. Finalmente, el 64.78%, dice “preferir la democracia antes que otra forma de gobierno”, mientras que el 27.96% dijeron que “en algunas circunstancias, un gobierno no democrático puede ser mejor”.
A las preguntas sobre las tres principales cualidades de una democracia, las más votadas fueron: “libertad de expresión”, “posibilidad de participación políticas de todos por igual” e “igualdad social y económica”.
Se corrobora que la desafección política de los ciudadanos hacia la clase política es muy alta; pero también que en ese terreno tenemos una ciudadanía de “baja intensidad”. Observamos que el compromiso cívico al parecer parece ser un activo y que algunas de los indicadores de la calidad ciudadana empiezan a mejor en la sociedad mexicana. La clase política en general debe tomar nota de que la democracia no se agota en las elecciones. Tiene que llevar a cabo un ejercicio de autoevaluación y de acercamiento con los ciudadanos para avanzar hacia una democracia de calidad sin descuidar el impulso a la educación cívica para la construcción de ciudadanía. Con ser muy importantes, la democracia no se agota en los procesos electorales.