DE LA PLAYA CONTAMINADA
Esta semana se dio a conocer que Playa Hermosa, de Ensenada, es la playa más contaminada de todo el país, por exceder en 12 mil por ciento el nivel permitido de enterococos. Suena increíble, pero la cifra la dio la propia Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Coepris).
El límite máximo permitido es de 200 enterococos por cada 100 mililitros de agua, sin embargo, en Playa Hermosa, según las más recientes mediciones de la Coepris, existen 24 mil enterococos por cada 100 mililitros de agua. Hablando en términos un poco más claros: el agua de la playa más visitada de Ensenada está llena de residuos fecales.
Además de que esto puede afectar la salud de los bañistas y surfistas que utilizan la playa, también representa un daño al medio ambiente. El verter aguas negras al mar, es verter materia orgánica, y eso puede alimentar a los florecimientos algales nocivos, lo que produciría eventualmente una marea roja, que puede matar a millares de ejemplares de especies marinas. Pero bueno, no entraremos en detalles, de ese tipo, dejémoslo en que representa un atentado al medio ambiente.
En este sentido, es importante que la autoridad competente inicie una investigación y sancione a los responsables, además de poner un alto a esta contaminación. Sin embargo, a la par de que se da la noticia de la contaminación de la playa, se informa también que la oficina de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente en Ensenada será cerrada.
Poniendo como pretexto la austeridad republicana, que tanto ha pregonado la administración federal de Andrés Manuel López Obrador, se pretende dejar sin representación de la Profepa a los municipios de Ensenada y Tijuana, y centralizar las oficinas en Mexicali, a partir de agosto.
La Profepa en Ensenada opera en condiciones precarias, según han señalado las asociaciones ambientalistas de esta ciudad. Cuenta con cuatro inspectores que tienen que recorrer desde La Misión hasta Bahía de los Ángeles, o más allá, con vehículos casi destartalados y sin suficiente gasolina. Aun así, al parecer eso es mucho para el Gobierno Federal, porque han demostrado una y otra vez que el medio ambiente les importa muy poco.
En Ensenada y San Quintín (que es el área de acción de la oficina con sede en Ensenada) existen áreas naturales protegidas, parques nacionales, la reserva de la biosfera Islas del Pacífico, una cantidad inmensa de costa en la que se pescan un sinfín de especies marinas, por lo que la mayor parte del trabajo de la Profepa en Baja California se concentra justo en esta región del estado.
En este orden de ideas, no sólo se debería de conservar la oficina de la Profepa en Ensenada, sino que debería de abrirse una nueva oficina en San Quintín, o dotarse de más personal y recursos a la oficina de Ensenada, no obstante, el razonamiento de los altos mandos, esos que están en la Ciudad de México, detrás de un escritorio, es dar “jaque mate” al medio ambiente de estos municipios.
Suena exagerado pero todos sabemos que, si cuesta trabajo que la Profepa atienda las denuncias estando en el mismo municipio, será imposible que las atienda estando 240 kilómetros más lejos.
Cabe mencionar que estas serían las primeras oficinas de la Profepa en ser cerradas en todo el país. ¿Será esto una revancha política por haber suspendido la Profepa las obras de Playa Hermosa? ¿Será acaso que es un plan nacional que pretende cerrar oficinas en todos los estados para que no haya quién se interponga en los atentados contra el medio ambiente? Sea como sea es una decisión preocupante, indignante y alarmante, que debería revertirse.
*Joatam de Basabe es comunicólogo y periodista, con más de una década de trayectoria en los medios de comunicación (radio, periódico, televisión e Internet). Actualmente es secretario de la Asociación de Periodistas de Ensenada y reportero de Televisa Californias.