El consumo de azúcar brinda energía y satisfacción al cuerpo, sin embargo, activa los circuitos neuronales del cerebro al igual que otras sustancias nocivas, con lo que encaja en el prototipo de sustancias que producen adicción.
Abraham Fabián Encarnación, director de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) No. 25 del Instituto mexicano del Seguro Social (IMSS) en Ensenada, Baja California, explicó que también produce abstinencia, es decir, genera una pérdida del apetito que limita a sólo desear consumir más azúcares, debido a que éstos liberan una fuerte cantidad de dopamina, lo que incentiva al organismo a desear más.
“Es necesario empezar a disminuir el consumo de azúcar para que nuestro cuerpo empiece a obtener energía de la grasa e impida su acumulamiento, ayudando a que el cuerpo pierda peso más rápido”, indicó.
Además, dijo, los azúcares que llegan al intestino son propensos a desarrollar la formación de una hormona endocrina llamada péptido, que eleva los niveles de insulina que se liberan en el páncreas y aumenta la posibilidad de formación de células cancerosas.
Por el contrario, cuando empieza a disminuirse el consumo de azúcar, el cuerpo comienza a obtener energía de la grasa, lo que impide su acumulación y favorece a la salud, hace más fuerte el sistema circulatorio y puede llegar a ser una protección contra el cáncer.
El doctor Encarnación puntualizó que el exceso de azúcares, como la fructosa y glucosa, además de afectar al páncreas y causar diabetes, puede tener un efecto tóxico en el hígado, incluso parecido al que provoca el alcohol, ya que ralentiza el rendimiento cognitivo y deteriora capacidades psicológicas.
Por eso es recomendable acercarse a la UMF más cercana y preguntar por el programa PrevenIMSS que realiza diversas actividades de promoción de la salud, prevención y detección oportuna de enfermedades, para obtener una atención especializada.