A partir del primero de enero de este año, entró en efecto en esta metrópoli la normativa de poner fin al uso de las bolsas de plástico en establecimientos comerciales y otros sectores, causando sorpresa y molestia a no pocos regios, acostumbrados a esa facilidad para el manejo de las compras cotidianas.
El uso extendido de las bolsas de plástico es sin duda uno de los mayores problemas de contaminación que crea este material en nuestro medio ambiente. Se estima que cada año los humanos utilizamos un trillón de bolsas de plástico. Lo paradójico es que el tiempo promedio de uso de una bolsa de plástico es de apenas 12 minutos, en tanto que el proceso de biodegradación de la misma puede tomar hasta 1000 años.
El manejo inadecuado de las bolsas de plástico, ocasiona que una gran cantidad termine en los cursos de agua y finalmente en los océanos, como parte de los casi 10 millones de toneladas métricas de dicho material que contaminan estos cuerpos de agua, formando grandes acumulaciones como las famosas “islas” detectadas en el Océano Pacífico, cuyo tamaño combinado ha sido estimado en el doble de la superficie del estado de Texas en la Unión Americana.
De acuerdo a estudios recientes, la contaminación marina por bolsas de plástico pone en riesgo a diferentes mamíferos marinos, así como algunas especies de tortugas en peligro de extinción al confundirlas con su dieta habitual. Una cosa similar sucede con las aves marinas, al confundirse en la búsqueda de alimento entre el plástico.
Un tema obligado cuando hablamos de contaminación por plásticos es el reciclado. Desgraciadamente, y aunque este tipo de procesos se ha incrementado desde 1990, a nivel global sólo 14% de los desechos plásticos fueron reciclados en 2016. México ha incursionado en el reciclado de plástico, pero se trata básicamente de los envases llamados PET (por las siglas en inglés del tereftalato de polietileno).
Como coinciden muchos especialistas, los plásticos representan un gran avance tecnológico, que nos ha hecho la vida más fácil; la popularidad de las bolsas de plástico ha obedecido mucho a su facilidad de manejo. El problema siempre ha residido en la forma irresponsable en que los humanos hemos hecho uso del mismo.
El manejo de los residuos plásticos es un campo que parece estar ganado presencia en los marcos legales tanto federal como estatales. En el caso de Nuevo León, en el año de 2019 se presentó una iniciativa de ley de residuos sólidos estatal que cubre aceptablemente los residuos plásticos y promueve su manejo informado y responsable por parte de la sociedad. Un marco legal que se espera será un avance para el desarrollo de acciones de manejo integrales y programas de concientización más formales y organizados.
Pero independientemente de las iniciativas gubernamentales, es indispensable que nosotros como comunidad tomemos conciencia de nuestro papel para mejorar el medio ambiente en que vivimos y no esperemos para actuar en consecuencia. Actualmente existen algunas medidas lógicas y sencillas, que podemos empezar a poner en práctica, como acostumbrarnos de disponer de los residuos plásticos en forma ordenada y en los contenedores seguros al alcance; también reducir la cantidad de plástico que utilizamos diariamente, pero sobre todo reciclar hasta donde sea posible el plástico utilizado y participar en los programas de recolección de este tipo de residuos en nuestras localidades. Ya es tiempo de pensar un poco en lo que dejaremos a las generaciones futuras.