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Bebés abandonados, seguimos sin soluciones

by Jose Mejia

Cuando nació, Pato no conoció la ternura de unos padres ni la alegría de una familia ni en su boca la tibieza de la leche materna. No. Pato —hoy un adolescente en situación de calle— vivió sus primeras horas en medio de olores fétidos, entre zumbidos de moscas, ratas y perros hambrientos que pudieron matarlo. No murió ahí, de hambre o hipotermia en el basurero donde lo abandonaron, porque alguien lo encontró accidentalmente, lo rescataron y creció en una institución.

Él, como muchos bebés abandonados, nunca pudo conocer su origen, no supo quiénes lo engendraron ni por qué le negaron el fundamental derecho humano a la identidad,ni por qué cometieron contra él el delito de abandono de persona.

CIUDAD DE MÉXICO.

Cuando nació, Pato no conoció la ternura de unos padres ni la alegría de una familia ni en su boca la tibieza de la leche materna. No. Pato —hoy un adolescente en situación de calle— vivió sus primeras horas en medio de olores fétidos, entre zumbidos de moscas, ratas y perros hambrientos que pudieron matarlo. No murió ahí, de hambre o hipotermia en el basurero donde lo abandonaron, porque alguien lo encontró accidentalmente, lo rescataron y creció en una institución.

Él, como muchos bebés abandonados, nunca pudo conocer su origen, no supo quiénes lo engendraron ni por qué le negaron el fundamental derecho humano a la identidad,ni por qué cometieron contra él el delito de abandono de persona.

No es un caso aislado, ya que el abandono de recién nacidos es una noticia frecuente, aunque su impacto dure apenas el día de su publicación y se escuchan dos o tres expresiones de indignación por la “mala madre”, “el ser sin entrañas”, “la mujer peor que un animal”, que lo dejó.

En septiembre pasado, fueron tres los recién nacidos abandonados en una sola jornada en la Ciudad de México. Es un problema latente en una sociedad en la que algo no funciona y en la que la condena social se centra en la mujer que lo parió.

Juan Martín Pérez, director de la organización Red por los Derechos de la Infancia, explica a Excélsior que hay dos modalidades de abandono de un bebé.

Una, lo abandonan con ánimo de que muera, que son la mitad de los casos, por lo que son dejados en basureros, contenedores, en lugares apartados, escondidos.

Y la otra, con ánimo de que sea rescatado, por lo que se deja en un lugar transitado, cubierto, para que no lo afecte el frío o la lluvia, y a salvo de animales. Sin embargo, aclara que esta forma de abandono no significa ninguna historia melodramática, ninguna escena de La Rosa de Guadalupe, porque el hecho es igualmente dramático y constituye de igual forma un delito.

No existe protocolo

Cuando un bebé es encontrado por alguna persona y da aviso a la autoridad o a los servicios de emergencia, estos proceden a comprobar si está vivo o muerto, se le proporcionan los primeros auxilios médicos y, en el nivel jurídico, se abre una carpeta de investigación bajo el tipo penal de abandono de persona y se inicia también la búsqueda de los responsables del delito, así como de sus familiares, hasta en cuarto grado. Se analizan, cuando las hay, las cámaras de vigilancia en torno al lugar del abandono.

El bebé queda a resguardo del Sistema Desarrollo Integral de la Familia, DIF, y, de no prosperar la búsqueda del o los responsables o de algún familiar, se convierte en un menor con posibilidades de ser adoptado.

Para el director de Redim estos auxilios a un bebé abandonado son importantes, pero no constituyen un protocolo, debido a que son acciones a veces hasta heroicas, pero casi siempre desarticuladas, de diversas instituciones y personas que, aunque salvan la vida del menor, no atienden el problema en conjunto y mucho menos lo previenen.

Delito ¿de bajo impacto?

El Código Penal Federal, en su Libro Segundo, capítulo VII, Artículo 335, advierte que a la persona que abandone a un niño incapaz de cuidarse a sí mismo o a una persona enferma, teniendo obligación de cuidarlos, se la aplicarán de un mes a cuatro años de prisión, si no resultare daño alguno, privándolo, además, de la patria potestad o de la tutela, si el delincuente fuera ascendiente o tutor del ofendido.

Y el Artículo 339 señala que si del abandono… resultare alguna lesión o la muerte, se presumirán éstas como premeditadas para los efectos de aplicar las sanciones que a estos delitos correspondan.

Sobre el abandono de bebés, considerado como delito de bajo impacto, no hay muchos datos públicos. El Boletín Estadístico de la Incidencia Delictiva de la Ciudad de México, publicado por la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, no tiene desagregado ese tipo penal de 2014 a 2017, ya que se le incluye en la categoría de Otros delitos contra la vida y la dignidad humana.

Es a partir de enero de 2018 cuando dicho Boletín Estadístico de la procuraduría capitalina señala concretamente el abandono de persona, desagregado de otros delitos de bajo impacto. Existen las Carpetas de Investigación, integradas por el Ministerio Público, que se inician cuando se registra el hallazgo de un bebé.

En las carpetas no siempre se registra la edad de la persona abandonada, pero ahí están incluidos neonatos y menores de un año. Los datos, de cualquier  manera, son altos. En diciembre de 2018, por ejemplo, se iniciaron 69 carpetas de investigación en la capital del país por abandono de persona, mientras que en octubre de 2019, la cifra llegó a 108 personas. En promedio, en la Ciudad de México son abandonadas cada mes al menos tres personas, incluidos neonatos y menores de un año.

El director de Redim confirma esta situación, “no hay una base de datos pública que diga cuántos, sus edades, la condición en que se encontró si está lastimado. No es información pública y  tampoco hay coincidencia entre las carpetas de investigación y los datos del DIF.

¿Malas madres?

El director de Redim está en desacuerdo con la tendencia de la sociedad a condenar a la madre del niño abandonado, porque afirma que el abandono de bebés, una práctica extendida en toda América Latina, tiene detrás una política de desprotección no sólo del bebé, sino también de la madre. Hay insensibilidad e inacción del Estado, de la familia y del entorno.

Dejar un bebé a su suerte, dice el experto, es resultado de la desprotección, porque los lazos familiares y comunitarios no lograron hacer contención a una mujer embarazada, pero tampoco el Estado le dio oportunidad a esa mujer de no asumir el maternaje, es decir, no le dio ni opción ni salida a un embarazo no deseado. Es, dice, un caso extremo de desesperación, desaliento, presión social, ignorancia de alternativas como la adopción, enmedio de una crisis y de la soledad.

Existen países, detalla el activista, en donde las mujeres que no pueden o no quieren asumir su maternaje encuentran salidas adecuadas mediante la adopción, pero en Latinoamérica y en México el Estado aún no tiene respuestas adecuadas y el tema de las adopciones está lleno de obstáculos.

 ¿Por qué los abandonan?

Hay tres razones fundamentales por la que se abandona a un bebé, dice el director de Redim. La primera es porque la mujer se enfrenta con presiones de carácter moral y religioso. También por la pobreza, una presión económica extrema que la lleva a concluir que el bebé no tendría ninguna oportunidad. Y también porque una mujer asume que no puede tener un hijo más, sobre todo en el caso de mujeres con muchos hijos.

Descarta que los bebés abandonados sean de mujeres víctimas de trata, como popularmente se cree, por una razón lógica: para un tratante, un niño significa dinero.

Acerca de la relación entre bebés abandonados y la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) vigente en la Ciudad de México desde 2007, antes de las 12 semanas de gestación, el experto en infancia asegura que sí hay una evidente disminución de neonatos abandonados, aunque no hay datos precisos, pero aun existiendo esa alternativa, hay desinformación sobre esta ley.

Soledad interiorizada

Sobre los efectos sicológicos en un bebé abandonado, el sicólogo Christopher Cruz Ordóñez dice que el abandono dejará en el menor una soledad interiorizada.

“Es una herencia orgánica que se traduce en una tendencia de desarrollo sicológico”, dice. Y hay estudios de niños adoptados que, a pesar de que no sepan que lo son, siente que no “encajan” y temen ser rechazados, aun cuando se les dé todo el amor, tienen grabado en el inconsciente esta falta de pertenencia. Y tienden también, cuando crecen, a buscar sus orígenes, porque no sólo hay una herencia genética, sino también se transmiten vivencias, emociones.

Baby box

Ante el problema del abandono de bebés, en varios países del mundo se ha encontrado una alternativa para que no mueran: las llamadas baby box o correos para bebés, que son cajas colocadas por instituciones para que la gente deje ahí al menor de edad en forma anónima e inmediatamente el niño sea atendido. Hay cajas en países europeos, en Canadá y en Estados Unidos, y en este último país se elimina el cargo criminal para quien los deja ahí.

Juan Martín Pérez afirma  que ésta no es una solución, porque aunque hay más probabilidades de que un niño o niña abandonado no muera, es sólo una medida de emergencia, desarticulada, si no va acompañada de una política pública.

Para el sicólogo Christopher Cruz, las baby box o correos de bebés pueden llegar a salvarles la vida porque de inmediato se les da la atención médica, comida y acompañamiento, pero es sólo un aspecto mínimo dentro de lo que debería de recibir un niño en esa situación. Y coincide con el director de Redim en que eso de ninguna manera es una solución.

Identidad

La Red por los Derechos de la Infancia está a favor de que haya una política de restitución de derechos de estos menores, para que también entren en un plan de adopción. Se debe, asimismo, realizar la búsqueda de la madre y de familiares hasta en cuarto grado, con el fin de que puedan ser reingresados a su familia biológica o a alguna otra.

Y todo esto, señala el director de Redim, se incluye en el marco del derecho internacional, como el derecho humano de toda persona a tener una identidad, por lo que hay obligación de registrar a todos los niños, ya que eso les restituye un vínculo identitario, cultural, que da como resultado una identidad.

Tienen también el derecho a vivir en una familia, pero desafortunadamente el tiempo juega en contra de estos bebés, ya que las adopciones en México se rigen por la mirada del adulto, que discrimina o que busca lo que considera “adecuado para su familia”

Por eso, la mayoría de las adopciones es de varones, bebés, menores de un año, de piel blanca y sin discapacidad, dice, criterios que encierran actos de discriminación.

El sicólogo Cruz Ordóñez coincide con el director de Redim en que al Estado y a sus instituciones les falta mucho por avanzar para atender el problema de los bebés abandonados, ya que no siempre atienden la parte emocional de las víctimas de este delito, velan por otros de sus derechos, pero no por su desarrollo sicológico y emocional y por eso es necesaria una respuesta ordenada del Estado.

Castigo.

  • La persona que abandone a un niño incapaz de cuidarse a sí mismo, teniendo obligación de cuidarlo, se le aplicarán de un mes a cuatro años de prisión.
  • Al que encuentre abandonado a un menor incapaz de cuidarse a sí mismo se le impondrán de diez a sesenta jornadas de trabajo si no diere aviso inmediato.
  • Si del abandono… resultare en alguna lesión o la muerte, se presumirán éstas como premeditadas para los efectos de aplicar las sanciones.

Fuente: https://www.excelsior.com.mx/nacional/bebes-abandonados-reto-aun-pendiente-faltan-politicas-publicas-integrales/1354818

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