Por Bernardo S. Cisneros Medina
No necesitamos recorrer otras partes del mundo para darnos cuenta de la violencia que envuelve diariamente al ser humano, si en México estamos inmersos en UN ESTADO FALLIDO y en la irrefrenable ola de crímenes de alto impacto que no paran, que no son resueltos, ni mucho menos capturados, ni castigados los autores intelectuales, ni materiales de esos delitos que dejan a las familias agraviadas sin recibir anhelada justicia que legítimamente exigen pues todo queda en discursos, en palabras huecas, en repartir culpas como lo hace actualmente el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien prometió que en seis meses la paz y la tranquilidad llegarán. Es decir en nuestro país (México) con el actual gobierno en poco tiempo ya vivimos en un ESTADO FALLIDO.
La escalada de violencia en prácticamente los 32 estados de la República Mexicana, deja una estela de muerte a tal grado que de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a marzo del 2019, es decir en el primer trimestre de este año, se suscitaron 11 mil 372 homicidios dolosos en todo México, un aumento de 9.70 % respecto al mismo periodo de 2018 (enero-marzo), y eso que Andrés Manuel López Obrador no cumple ni cinco meses en el cargo que asumió como Jefe del Poder Ejecutivo Federal el 1° de diciembre del año pasado.
Y es que el 2018 en total se cometieron 33 mil 518 asesinatos, considerado el más violento de la historia de México, la cifra más alta desde que inicio el registro en 1997, según reportó el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Creíbles o cuestionables las cifras que publicó el fin de semana en su portal de internet el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la realidad es que vivimos los mexicanos un verdadero ESTADO FALLIDO, producto la impunidad con que actúan los líderes e integrantes de los cárteles de la droga que a sangre y fuego se pelean el territorio nacional, ante la inoperancia del gobierno federal por ponerles un alto, ya que se ha mantenido alejado de las autoridades estatales y municipales, cuyas policías estatales y municipales son rebasadas en estrategias, en número de hombres y en armamento.
Tan sólo entre viernes 19 y sábado 20 de abril (Santos dicho sea de paso), nos cimbramos con hechos de sangre sumamente aterradores, el viernes Santo por la tarde en Celaya, Guanajuato, la ciudad cajetera por excelencia a nivel mundial, un comando fuertemente armado, irrumpió en la Comandancia Norte de la Policía Municipal, luego de hacer un boquete en la pared rescató a uno de sus cómplices, en la refriega los sicarios mataron agolpes a Juez Calificador, que tuvo la osadía de cumplir con su deber.
El mismo viernes Santo, pero por la noche en Ciudad Valles San Luís Potosí, el muralista y artista plástico Héctor Armando Domínguez Rodríguez, su hermano Julio Emanuel, de 33 años de edad y el padre de ambos Aureliano Domínguez, fueron ejecutados a sangre fría en su domicilio particular, para variar, como siempre todo queda en pésames para los familiares de las víctimas y los mismos discursos de siempre por parte de las autoridades, “los crímenes no quedarán impunes”.
A penas nos reponíamos de lo que ocurrió en Celaya, Guanajuanto y en Ciudad Valles, San Luis Potosí, cuando el Sábado de Gloria, sábado 20 de abril, por la noche en Minanitlán, Veracruz, un grupo de seis sicarios pertenecientes a un Cártel del narcotráfico, irrumpió en la palapa “La Potra” con la finalidad de llevarse al propietario del negocio, pero al oponerse los asistentes al convivio familiar, drogados y enloquecidos los hombres armados, sin piedad, con alevosía y ventaja, con armas de alto poder atacaron a los ahí presentes matando a trece de ellos e hirieron de gravedad a otros tantos, como suele suceder los asesinos huyeron, mientras que elementos del Ejército Mexicano y de diversas corporaciones policías arribaron en tropel a la escena del multihomicidio demasiado tarde, únicamente para “dar fe ministerial” de la muerte de 13 inocentes, entre ellos un niño de un año de edad, sin faltar por supuesto la hipócrita y hueca declaración del gobernador veracruzano, el morenista Cuauhtémic García, “de que no habrá impunidad”.
Con cifras aterradoras en materia de ejecuciones, secuestros, desaparecidos, discursos huecos, miles de dolientes clamando justicia y castigo para los autores intelectuales y materiales, con un ESTADO FALLIDO, solo nos resta hacernos tres preguntas:
1° – ¿Realmente triunfa el mal sobre el bien?
2°- ¿Hasta cuándo AMLO dejará de culpar a otros de su fracaso como presidente de México y su ESTADO FALLIDO? y
3°– ¿Y ahora quién podrá defendernos?
El autor de esta columna ejerce el periodismo desde hace 35 años, es director del portal de internet www.nesaladadeportivabaja.net y Licenciado en Derecho egresado de la Universidad de Tijuana CUT, Campus Altamira.